Los fabricantes de autos aumentan el uso de energía procedente de renovables, mientras reducen el consumo de electricidad y agua, y emplean materiales sostenibles.
En la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, celebrada en noviembre en Berlín, BMW anunció que, a partir de 2020, sólo empleará en sus fábricas electricidad procedente de fuentes renovables dentro de su objetivo de lograr una producción libre de CO2.
Los grupos de automoción producen vehículos cada vez menos contaminantes y potencian que sus gamas incluyan coches eléctricos, híbridos o propulsados por otros combustibles que no sean gasolina, pero también tratan que sus instalaciones sean verdes, lo que se extiende a un mejor uso de la energía y el agua y al empleo de materiales más sostenibles, además de eliminar los residuos que generan.
Prioridad BMW ha apostado por la movilidad eléctrica pero también por que la energía renovable sea una prioridad en sus instalaciones, trasladando este compromiso a su cadena de valor. El uso de electricidad procedente de energías verdes pasó del 36% en 2012 al 63% en 2016, escogiendo la fuente renovable adecuada en función de la localización de sus plantas. Un ejemplo es la de San Luis de Potosí (México), que comenzará a operar en 2019, donde instala 71.000 metros cuadrados de paneles solares para abastecer el 100% de sus necesidades de producción.
General Motors se ha fijado la meta de emplear el 100% de energías solar, eólica y otras fuentes de cero emisiones en sus cerca de 350 plantas en 59 países, oficinas y servicios de atención al cliente en 2050. De momento, durante el año pasado, la compañía generó 199,8 megavatios de energía limpia en 31 instalaciones, superando, cuatro años de lo previsto, el reto marcado.
Dos de las fábricas de PSA, las de Vesoul y Sochaux en Francia, ya se abastecen con energías renovables al 100%. El objetivo del grupo, dueño de Peugeot y Citroën y que se hizo este año con Opel, es situar el consumo de energía verde en el 24% del total en 2025. Este año prevé que ronde el 19%, una meta que la factoría de Villaverde ya logró en 2016. Según datos de Endesa, el 19,5% de la electricidad consumida por el centro madrileño fue de origen renovable.
Cerca de un tercio de las necesidades energéticas de Volkswagen procede de las renovables, aunque fábricas como las de Brasil se abastecen en su totalidad de ellas gracias a la inversión en plantas hidroeléctricas. También está invirtiendo en tecnologías limpias en otros países. En octubre, completó la instalación en la factoría de Seat en Martorell de 53.000 paneles solares, equivalentes a 40 campos de fútbol, que cubrirán el 25% de la energía requerida para ensamblar el Seat León.
Autoconsumo Nissan situó el uso de energía verde en el 9,2% del total durante su último ejercicio, dentro de sus planes de reducir la huella de carbono. Algunas de sus factorías han instalado renovables para el autoconsumo. Es el caso de la de Sunderland (Reino Unido), la más grande del grupo japonés en Europa, que instaló una planta solar fotovoltaica y 10 aerogeneradores. La de Zona Franca (Barcelona) instaló 480 placas fotovoltaicas que producen 200 kilovatios.
Todos los centros de Toyota en el mundo impulsan tecnologías que promueven el uso de renovables e hidrógeno, dentro del objetivo de reducir un tercio el consumo de energía y las emisiones de CO2 en los próximos años. La japonesa instaló, entre otros, paneles solares y otras fuentes de producción de renovables en sus fábricas de Japón, EEUU y Sudáfrica en 2016.
Menos gasto en electricidad, más materiales reciclados Como en otros sectores, la automoción se ha comprometido a ser más eficiente, un proceso que incluye la reducción del consumo de energía y agua de sus instalaciones y la mejora del tratamiento y reciclaje de los residuos de su producción. Un ejemplo son BMW y PSA. La alemana redujo un 5,5% el año pasado las emisiones de CO2 y un 12,3% y un 6,7%, respectivamente, el volumen de residuos y de aguas residuales por vehículo fabricado. El grupo prevé recortar un 45% el consumo de recursos hasta 2020, sobre la base de 2006. Además, desde la fase de diseño, BMW se asegura de que la mayoría de los componentes empleados en la fabricación puedan ser reciclados una vez el vehículo llegue al final de su vida útil (el 95% de sus materiales se pueden reciclar).
En PSA, el 95% de los materiales de sus coches son recuperables y el 85% reciclables. La reducción de la huella de carbono, así como la reutilización del agua y los residuos y la promoción del reciclaje forman parte de sus principios de actuación. En la planta de Madrid, las medidas para reducir la huella de carbono se han traducido en un 40% menos de consumo de energía entre 2007 y 2017. En las actuaciones en los procesos intensivos en agua (como el pintado y el lavado), el consumo de este recurso ha bajado un 58%.
Fuente: www.expansion.com/empresas/motor/2017/12/17/5a3671e3e2704e4c068b45b2.html
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